miércoles, 30 de noviembre de 2011

... Y ASÍ SUCESIVAMENTE

"Una puede gritar bastantes cosas ridículas cuando está rabiosa. Y lo peor es que, cuando se da cuenta de las tonterías que ha dicho, se pone más rabiosa todavía. Y cuando comprende que ponerse rabiosa no va a cambiar en nada las cosas...¡Vaya! Con toda la rabia acumulada se podría encender una bombilla de cien vatios. Porque yo creo que la rabia es una especie de energía, aunque no se estudie en clase de física.

Aquel día gasté tanta energía que me quedé agotada. Cuando una está muy cansada, no puede sentir bien rabia. En cambio, es la situación ideal para sentir pena por una misma. Para sentir pena por una misma, se recomienda tumbarse en la cama (mejor boca abajo) y pensar en lo desgraciada que se es y en lo mal que te trata el mundo. Se empieza pensando en la desgracia actual (se la que sea). Pero luego vale pensar todo tipo de desgracias que le hayan pasado a una, incluso las que no vengan a cuento. Normalmente al poco rato de pensar estas cosas, se le desbordan a una los ojos y es muy triste y al mismo tiempo muy agradable. Se acaba una durmiendo y al día siguiente se despierta con los ojos resecos y con la cara llena de churretes. Y durante unos instantes se siente descansada y casi contenta hasta que se acuerda de que... Y como una ha recuperado las energías, puede ponerse furiosa de nuevo, y luego sentir pena..., y así sucesivamente."

1 comentario:

Art. dijo...

Eso se corta muy fácilmente. Te ríes de ti mismo por ser tan idiota, te levantas y te pones a hacer algo, lo que sea, a escuchar música, a ver una serie, a jugar... Y con el tiempo desarrollas el reflejo de no dejarte ser tan idiota, ni que te dominen tus propias emociones inútiles.

Y todo esto empieza plantando los pies y riendo.