martes, 22 de noviembre de 2011

DERECHOS

Hoy me he sorprendido a mi misma siguiendo una línea de ladrillos mientras volvía a casa por la calle. Era una manía que tenía de pequeña, como si a los dos lados de esa "línea" hubiese un abismo y mi vida dependiese de seguirla. Aunque claro, con mi equilibrio, solía "meter la pata" (literalmente) fuera de mi línea imaginaria. Por suerte no caía, en ese momento decidía que mi camino tenía que cambiar y empezaba a saltar baldosas aleatoriamente.

Esta entrada va por el día de ayer, que con tanto ímpetu en ejercer su propio derecho, muchos olvidaron lo que de verdad se reivindicaba.

2 comentarios:

desastreAnimal dijo...

He leído por ahí que quieres ser educadora social y me ha llamado la atención!
Yo estoy en último año de Trabajo Social, y encantada :)

Sístole dijo...

Ahí está la gracia de los niños, tienen un traspie y deciden sin ser conscientes de la decisión que lo mejor es poner el modo aleatorio :) Y ahí es donde deberíamos plantearnos la reflexión los adultos, empeñados en que el camino siempre sea lineal, olvidamos la gracia de saltar de la baldosa roja, a la baldosa blanca, de la línea azul a la amarilla discontinua...