viernes, 7 de febrero de 2014

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Dice que ya está bien. Que deje de intentar hacerle llorar todo el tiempo. Que va a parecer un blandengue y tiene una reputación que mantener. Yo le digo que no quiero que llore, que lo que quiero es que se deshaga del nudo permanente que se le ha formado en la garganta y le impide respirar. Que quiero al cabrón de vuelta. Al todoterreno. Al pajarico. Que me siento mejor si está contento. Que se ha desinflado como un globo y hemos perdido el hinchador. Pero que lo encontrará. Lo encontraremos. Que retomará el vuelo. Que quizás sea para irse más lejos de lo que me gustaría. Pero que, desde tierra, volveré a mirar sonriendo cómo despliega sus alas. Otra vez.

domingo, 2 de febrero de 2014