viernes, 2 de diciembre de 2011

VEINTIOCHO


El otro día entré en la cocina y la encontré llorando mientras engullía un trozo de carne. Decía que estaba triste y cansada, pero que no sabía por qué.


- “Hormonas”- concluimos las dos.


Decía que los “veinti” se le habían pasado volando, así que decidimos hacer un breve viaje al pasado,para recordar cada último tres de diciembre, para demostrarle que todo había sido real. Ni pesadilla ni sueño.


- El primero que pasé sin él, los torbellinos y agujeros negros que vinieron después, la comida en el restaurante, cuando tu sonrisa por mi cumpleaños fue el mejor regalo que me podían haber hecho, la fiesta sorpresa, su canción, tú, el vídeo en que los vi juntos por primera vez, tú, la buena compañía, tú, la música, tú…


Toda su historia se puede reducir a pronombres personales ordenados cronológicamente.


Ellos




Él





Ellos


Vosotros


Pero... ¿Dónde queda ella? 
Mañana le regalaré una tarta, pero no una tarta normal, SU tarta. Con SUS velas. Que por una vez se olvide de todos, se meta en su propia cabeza (aunque es más de las de "todocorazón") y pida un deseo de verdad. Y  que sople. Muy fuerte. Dicen que esos son los que se cumplen. 


Aunque claro, para que se cumpla el deseo, primero hay que tener uno...

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