Quiero hacer una denuncia y patentar una nueva discapacidad. La discapacidad emocional. La discapacidad que sufren todas las personas empoderadas a las que otras personas otorgan su confianza para que cuiden de ellos. Aquellos que se aprovechan de esa confianza ciega para hacer papilla a esas mismas personas con sus propias manos. Aquellas personas que son capaces de vivir sus vidas y dormir por las noches sabiendo que están destrozando familias enteras, que están matando a seres humanos.
Lo que no puede ser es que llegue a casa con el "no es justo" saliéndose por cada célula de mi piel y que mi padre, entre lágrimas, me diga que se arrepiente de haberme educado en la justicia, de haberme hecho pensar que otro mundo mejor era posible. No hay esperanza para el ser humano. Cuanto más tiene, más quiere, y valores como la solidaridad, la cooperación, la equidad o el respeto se pierden por el camino.
Yo estoy cansada de sentirme vulnerable. Estoy harta de que mi bienestar y mi vida dependan de las decisiones que tomen por mí personas que no me tienen en cuenta. Esto sobrepasa la indignación, la rabia y la impotencia. Por mí, se puede ir a la mierda este mundo roto.
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