miércoles, 24 de octubre de 2012

DIANA

"(...)

Pido que un voluntario se acerque al encerado. Una vez allí le vendo los ojos con un pañuelo. Dibujo en el encerado una gran diana, con su blanco en el centro y cuatro o cinco anillos alrededor.

Seguidamente coloco al interesado frente a la diana y le pido que lance hacia el centro un trozo de tiza que previamente le he dado. Cuando hace impacto el proyectil hago una "evaluación" sobre una escala de cinco grados (muy mal, mal, regular, bien, muy bien) y comunico al interesado el resultado sin explicarle las características de su desviación. Seguidamente le invito a repetir el lanzamiento y le vuelvo a comunicar el resultado de la evaluación. Después de hacerlo tres o cuatro veces, hago una pregunta cuya respuesta es obvia y contundente.

- Aprenderá de este modo a hacerlo bien?, ¿mejorará de esta manera el resultado de su lanzamiento?

La respuesta es tajante.

- No.

Obsérvese que el lanzador no puede hacer su autoevaluación, ya que ni sabe dónde está a dónde tiene que disparar ni conoce el resultado de su esfuerzo.

(...)

- Ahora voy a realizar yo el ejercicio para que aprendáis cómo se dispara al blanco de una diana. Prestad atención.

He borrado la diana, he lanado yo mismo una tiza y en el punto exacto del impacto, he colocado el punto central de la diana.

- Así no se falla nunca."

Miguel Ángel Santos Guerra

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