martes, 13 de marzo de 2012

DEL CUIDADO A LAS EMOCIONES

Todo el mundo, de manera innata, tiene la capacidad de tener consciencia de sus emociones, pero hay personas que no trabajan este ámbito en uno mismo y, al cabo de un tiempo, dejan de reconocerlas. Este no-reconocimiento emocional causa que las personas no sepan cómo controlar sus reacciones frente a algunas circunstancias y sientan la necesidad de dramatizarlas para saber qué está pasando dentro de ellos mismos. Una vez alcanzado el punto en que se es capaz de reconocer las emociones propias, llega el momento de aprender a controlarlas (más que las emociones, las reacciones que estas producen).
Generalmente las personas vinculan el hecho de no controlar las emociones a la forma de ser. Esto es un error muy común. Debemos ser conscientes de que no podemos eliminar las emociones, pero sí podemos aceptar o combatir el tiempo que pasamos bajo su dominio o influencia. Teóricamente una persona emocionalmente madura debe ser capaz de decirse a sí misma que cierto tipo de reacción, por mucho que sea acorde con las emociones que se tienen en un momento determinado, es perjudicial para uno mismo y para los demás. En la práctica, son las personas que nos rodean las que nos ayudan a fijar un límite en estos "desbordes emocionales"; sin embargo, debemos ser conscientes de que se espera de nosotros que esto nazca de uno mismo. Al fin y al cabo nadie puede ser eternamente infeliz... ni feliz.

1 comentario:

Art. dijo...

Juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas juas ... :P