"La percepción del dolor depende del grado de atención que le prestemos: al menos eso dijeron los estoicos. (...) Pero la cabeza y el corazón no siempre funcionan a la par; el hombre no elige lo que le ha de doler, ni la intensidad de su dolor, ni el modo de sentirlo."
Tampoco el de manifestarlo, pero sí puede encubrirlo. Alguien me dijo una vez que recomponerse no es fácil, pero puedes disimular facilmente si vas totalmente erguido, saludas y sonríes. Y, así, que cada uno se ocupe de sus propios "demonios internos".
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