Así, fácil. De "lo que ves es lo que hay". Sentiré que te echo de menos y te lo diré todas las veces que haga falta, seguramente hasta que la sensación se esfume porque llevo horas hablando contigo. Si siento que me agobio y que necesito un poco de tiempo para mí, te lo diré también, y tu me cantarás desde lejos y me mirarás de reojo para saber si ya tienes permiso para volver a acercarte. Puedo decirte por qué me pondría a llorar ahora mismo y por qué, por el contrario, me estoy riendo. Sabes que solo te diré que me encantaría abrazarte cuando realmente sea lo que más me apetezca, cuando lo necesite; y sabes que solo te escribiré cuando el mundo se me caiga encima y quiera salir corriendo, porque tu me frenarás con un "no es el momento" y me volveré más valiente.
El resto del tiempo yo haré mi vida al margen de todo esto, y tú harás lo mismo; quizás nos comuniquemos por medio de canciones escogidas al azar que nos contarán que seguimos aquí, que la vida ha continuado, que nos levantamos cada mañana y damos un paso más... cada una en una dirección, en una parte del mundo.
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