El libro de los abrazos
lunes, 7 de enero de 2013
LA PÁLIDA
Mis certezas desayunan dudas. Y hay días en que me siento extranjero aquí y en cualquier otra parte. En esos días, días sin sol, noches
sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada, ni
en nadie. Las palabras no se parecen a lo que nombran y ni siquiera se
parecen a su propio sonido. Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi
cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte, y no quiero estar con nadie, ni
siquiera conmigo, y no tengo, ni quiero tener, nombre ninguno: entonces
pierdo las ganas de llamarme o ser llamado.
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