No hay esperado que no sea esperador ni amante que no sea boca y bocado, devorador devorado: los amantes se comen entre sí de cabo a rabo, de punta a punta, todos toditos, todopoderosos, todoposeídos, sin que quede sobrando la punta de una oreja ni un dedo del pie.
Mientras dura la mala racha, pierdo todo. Se me caen lascosas de los bolsillos y de la memoria: pierdo llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Yo no sé si será gualicho de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando
de pérdida en pérdida, pierdo lo que encuentro, no encuentro lo que
busco, y siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna
distracción.
Mis certezas desayunan dudas. Y hay días en que me siento extranjero aquí y en cualquier otra parte. En esos días, días sin sol, noches
sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada, ni
en nadie. Las palabras no se parecen a lo que nombran y ni siquiera se
parecen a su propio sonido. Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi
cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte, y no quiero estar con nadie, ni
siquiera conmigo, y no tengo, ni quiero tener, nombre ninguno: entonces
pierdo las ganas de llamarme o ser llamado.